Sobre la ‘paguita’ del Ingreso Mínimo Vital

Dos días a la semana atendemos mi compañera Marymar Cabrera, Ángela Núñez Conejo y yo, en la sede de la agrupación del PSOE de Alhaurín el Grande, a familias y personas interesadas en pedir el ingreso mínimo vital (IMV).

Cuando leo algunos comentarios sobre este ingreso llamándolo ‘la paguita’ o similar pienso en invitar a sus autores a que atiendan durante 4 horas a personas cuyas vidas, en la mayoría de los casos, es una espiral sin fin que los lleva al borde del abismo de la exclusión laboral, personal e incluso emocional.

A veces, cuando se da el caso y hay tiempo para comentar, me gusta repetirles: a quienes más afecta el fraude en las ayudas es a aquellos que más las precisan, por tanto, éstos deben ser los más comprometidos con acabar con él.

Que exista nuestro estado del bienestar nos ayuda a sobrevivir en los más duros momentos y a vivir con la certidumbre de que, llegado el momento, una mano estará tendida.

Unos prefieren la mano invisible del mercado, otros preferimos que nos echen una mano.

No siempre estaremos como hoy, ni en lo bueno ni en lo malo, toda nuestra vida. Enfermaremos, perderemos el empleo o nos faltará formación, envejeceremos y todo cuanto imagines que represente un duro cambio en tu vida.

La socialdemocracia es esa red, esa mano, ese patrimonio de todos, que heredamos como estado del bienestar.

Por todo ello estoy a este lado de la carretera.


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